AGUA DE LAS PALABRAS
Poemas Rafael Courtoisie / Pinturas Elsa Trolio

“Agua de las palabras” es un proyecto seleccionado por los Fondos Concursables para la Cultura, de la artista plástica Elsa Trolio y el escritor Rafael Courtoisie. Su inauguración y conferencia “Palabra e imagen: el misterio la creación” a cargo de Courtoisie, se realizaron el jueves 8 de agosto de 2013, en Sala “Carmelo de Arzadun” del Museo Gallino y en noviembre la muestra se presentó en Casa de la Cultura de Paysandú Sala “Eurípides Bellafont”.

Rafael Courtoisie agradezco mucho la presentación y las palabras de Elsa. La comunicación oral siempre tiene errores, porque tal vez sea la primer forma de comunicación humana, la escritura tal como la conocemos, nos parece algo natural, como la voz humana, pero la escritura es una tecnología, es absolutamente tecnológica, y parte del proceso cultural de la humanidad y la larguísima historia del hombre que no es tan larga sino que es una historia de los dioses, de los espíritus pero digamos en 30, 40 ó 50 mil años, la escritura ocupa 5 ó 6 mil años nada más, y nunca ha sido exactamente igual, ha ido modificándose, en cambio la palabra, la palabra hablada, el acto de habla, si bien es cultural, porque lo estamos cultivando entre todos es más natural que la escritura…
La escritura entonces es una tecnología, esto lo afirma un teórico del lenguaje que se llama Walter Ong que escribió un libro muy importante que se llama precisamente “Oralidad y escritura”. La escritura es una tecnología tan arbitraria, tan compleja como lo es el más complejo de los sistemas de realidad virtual que ustedes puedan comprar para poner en su computadora… la escritura es tan sugerente como la última de las terminales de computadora o el último de los videojuegos.
A los 8 años leí 20.000 leguas de viaje submarino, y les puedo asegurar que al leerlo sentí que estaba en un submarino del S. XIX, comandado por un loco que se llamaba el Capitán Nemo y que el submarino se estremecía por las distintas corrientes y además era atacado por un calamar gigante, todo eso lo sentí como si lo hubiera vivido y de hecho lo viví, y que fue lo que viví, una realidad virtual hecha de palabras. Es decir que la escritura inventó la realidad virtual mucho antes que la de Hollywood o de los centro de realidad virtual actual, eso creo que hay que destacarlo, la escritura no es natural, es un artificio.

Y acá aparece otro tema que es bueno aclarar, artificio, no quiere decir mentira, quiere decir elemento cultural, esta mesa es un artificio, no nace en la naturaleza, es un producto cultural. Artificio en literatura quiere decir mentira cuando uno inventa cosas al servicio de la historia, pero la idea es que el artificio básicamente está al servicio de crear otra realidad que nos expande, que nos hace de otro modo… Del origen remotísimo de la escritura hay algo que unía imagen y palabra de un modo inexplicable, íntimo, que el avanzar de los tiempos y de la cultura fue separando, al punto que la ilustración y la modernidad nos ha hecho ver que por un lado está la escritura y que por otro lado está lo sensible, perceptivo del lenguaje, y eso no fue siempre así. En el origen, en las primeras escrituras china ideográficas, yo quisiera compartir con ustedes aquí en Salto, que la escritura la inventaron las mujeres, como casi todo lo importante, o todo, todos salimos de una mujer, y en la China de hace 7 u 8 mil años, las mujeres descubrieron que podían poner signos que inicialmente imitaban elementos de la naturaleza, y los escribían por ejemplo en caparazones de tortuga, el solo que veían en el cielo era inicialmente un círculo con un punto en el centro, y eso después, con el paso de los siglos, se transformó, si ustedes ven el japonés o el chino, la palabras sol es un rectángulo con una línea, ¿cómo pasó eso?, pasó como pasa con todo lo humano, se transforma.
Pero aquellas mujeres chinas para qué inventaron la escritura, para qué inventaron el círculo con el punto representando al sol, o cierto círculo con una parte que faltaba representando a la luna, porque querían hablar con los dioses, porque las mujeres fueron las primeras que hablaron con los dioses, esos signos representaban de alguna manera a la naturaleza pero había un proceso de abstracción, de conceptualización, ponían esos signos, mediante esos signos les hacían preguntas a los dioses, ¿cómo va a venir la cosecha?, ¿vendrán lluvias?, y algunas quizás más íntimas (sonríe)… Esos ideogramas eran poesía, eran letras, era decir humano, lo quemaban, lo ponían debajo de una fogata donde hacían sus alimentos, obviamente que la caparazón de tortuga se resquebraja y ahí tenían obviamente la respuesta de los dioses a las preguntas que ellas habían hecho, ¿ustedes se imaginan el enorme poder que tenían esas mujeres chinas en esa comunidad primitiva?, ese poder es el poder de la escritura pero también es el poder de la cultura, el poder de trabajar con las imágenes sobre un plano que no recrea la realidad sino que hace otra realidad diferente, que nos hace más humanos y más profundamente espirituales.

Ese poder inmenso que crearon las mujeres chinas no iba a durar toda la vida en este sentido, los hombres se dieron cuenta de que tenían demasiado poder y se apropiaron de la escritura, y ese es el origen de la escritura ideográfica. Después los cambios culturales, hicieron que esa escritura pasara a manos de los hombres, de los sacerdotes, pero en fin, lo que quiero decir con todo esto es que la escritura es poder, en el sentido que vas más allá de la letra arbitraria con o sin vocales, que es la conjunción de palabra e imagen como posibilidad de creación.
Se creía que un cuadro o una escultura lo que hacían era tomar una parte de la realidad y hacerlo de forma imperfecta, la pintura de un rostro nunca iba a ser exactamente igual a un rostro real, la escritura nunca iba a ser igual a la voz humana, y sin embargo el hombre descubrió un poder fundamental, esa voz humana vuelta escritura, esa percepción visual vuelta pintura o escultura, tenía un poder mucho mayor todavía, multiplicado, tenía el poder de recrear la realidad y de hacerla más amplia, en ese sentido es que palabra e imagen multiplican la experiencia humana y nos hace vivir de una manera mucho más profunda, más auténtica, mucho más terrible a veces.

La experiencia de todos nosotros sin la literatura sería una experiencia pobre… la literatura amplifica, nos da sentimiento que nunca tuvimos, uno lee “Crimen y Castigo” de Fedor Dostoievski, y puede ser por ese momento en el que lee nada más y nada menos que un adolescente asesino y sentir lo que sintió el personaje cuando por robarles unas monedas a una señora la mata de un hachazo, con la enorme ventaja de que uno cierra el libro y no va preso (sonríe) y con enorme ventaja de que si uno tiene de alguna manera una violencia, esa violencia se disipa, la escritura nos transforma en algo más humano, y no pasan las cosas terribles que vemos en los noticieros últimamente. La literatura es mucho más que un elemento ornamental para pasar el tiempo y entretenerse, nos amplifica la vida.

Imaginen que estuviera acá presente Gustave Flaubert's, un tipo alto, pelado, que no tenía dientes porque se había hecho un tratamiento con mercurio por una enfermedad, mediante la escritura de Madame Bovary se metió en lo que puede sentir una mujer, una mujer fea, una mujer de la Francia del S. XIX, que estaba harta del marido, y ese hombre gordo, torpe, de los barrios bajos, que le gustaba tomarse unas copas, fue capaz de escribir la aventura de Ema Bovary, mediante palabras y de ese modo transportarnos a todos nosotros a qué siente una mujer, no una heroína, no la mujer maravilla, nada más y nada menos que Ema Bovary, con sus rutinas, con sus disputas con el marido, con el amante que cree que es mejor que el marido y al final de la novela se da cuenta que es peor, en fin, todo eso lo logra Gustave Flaubert's, al punto que cuando le preguntan sobre su obra maestra dice “Madame Bovary soy yo”… diciendo algo esencialmente profundo “yo soy capaz de vivir como esa mujer y ahora se los doy a ustedes para que lo sientan, para que lo vivan”.

En otro orden de cosas cuando uno piensa, y voy a citar lo que acabo de ver al recrear esas pinturas en Carmelo de Arzadun, pero al lado de Carmelo está Cúneo… el modo de Carmelo de ver la realidad amplia mi experiencia, mi capacidad humana, de manera que no lo hace ningún auto 0 km…
La pintura, la escultura, la palabra, tomada en un sentido profundamente creador, tienen en común eso que los griegos llamaban poiésis, que traducido sería poesía, pero es mucho más, la poiésis es la creación de la nada… hay una función de nuestra médula que se llama emocitopoiética (hace la poiésis de las células de la sangre), o sea, de la nada, del interior de nuestros huesos, del caracú, crea esas células que nos dan vida y nos permiten caminar… es decir, los griegos le llamaban poiésis a la creación, entonces poesía no es escribir versitos solamente, es mucho más, es crear desde la nada y en la convergencia de palabra e imagen, el misterio de la creación es el misterio de la poiésis, el misterio de la poesía.

Acá es donde nos encontramos Elsa y yo, en ese cruce, en esa encrucijada de la poesía, pero no estoy hablando de la poesía escrita en versos, estoy hablando de la creación de algo que no estaba en el mundo y que nos hace vivir, entonces estoy diciendo que cuando se encuentran escritura y pintura, palabra e imagen, en un feliz encuentro, en un encuentro trabajado a través de la sensibilidad pero también en lo conceptual y de la psiquis y de la racionalidad, porque todo junto forma parte del ser humano, lo que estamos tratando de hacer es ampliar nuestra experiencia, primero la de Elsa y la mía, pero en segundo lugar volcar esa experiencia para que un libro ya no sea un libro de esos que quedan en una biblioteca, sino que toma forma y aparece en una pared resignificado y recreado dando una prestancia, diciendo “acá hay buena parte de la cultura occidental trabajada de manera estética, sensible, perceptible pero que también es reflexiva, también es inteligible.
Y en ese sentido tuve el honor de trabajar con Elsa, de entender además un temperamento que moldea la materia, y que tiene esa capacidad femenina y primigenia de moldear la materia y darle lo orgánico a cada uno de los cuadros cuando los hombres de pronto no hemos olvidado de lo orgánico porque hemos apostado a lo mecánico, cuando lo orgánico está en el origen y en el final de nuestras vidas, nosotros no somos máquinas, somos cuerpos que sienten y somos cuerpo, no es que tenemos un cuerpo y para resignificarlo y entender la experiencia creativa, de alguna manera nos cruzamos en esta empresa cuyo proyecto se puso a las espaldas la plástica salteña, uruguaya e internacional, Elsa Trolio.
Ese proyecto que no es tomar un texto de un poeta e ilustrarlo, y no tomar un cuadro de una notable plástica e ilustrarlo, sino de hacer otra cosas que es la síntesis, que ahí se da la poiésis también, ustedes no van a encontrar poesía ilustrada… Qué poema o palabra podríamos agregar al Guernica de Picasso, cómo escribir un poema sobre eso y no faltar el respeto a esa obra, entonces lo que quiero aclarar es que ni yo traté de ilustrar a Elsa, ni Elsa de ilustrar un texto, lo que hubo fue una conjunción o una búsqueda de integración desde el “vamos”, aun búsqueda que fue trascendente y que nos cambió.

Cuando yo descubro que Elsa, desde unos poemas sobre el vino, trabaja con el propio material, pero además con otro material que muchas veces olvidamos los artistas que es el tiempo, deja pasar el tiempo, dibuja una copa de vino y deja que poiéticamente actúe el tiempo, y vamos a ver ese trabajo primigenio como va cambiando de colores y de formas y como incluso el texto se va a transformar, esa es la genialidad de la autora plástica que dijo “la materia tiempo es intangible”, ¿quién vio un minuto?, pues vean los cuadros que están de este lado de la sala y van a ver que el tiempo está atrapado, que la artista no solo logró tocar la percepción plástica, sino que además logró atrapar el tiempo, lograr una poiésis, eso yo creo que está en el origen, en el misterio de la creación, y esta exposición es una celebración de ese misterio, del misterio de la conjunción entre la palabra, la imagen, que no solamente está destinada a ornamentar una pared, está destinada a algo más trascendente que es ampliar la ilusión humana.

Ustedes nunca han visto estas obras, y si se preparan para dejar que entre en ustedes el misterio de la creación, eso nos va a transformar, a amplificar nuestra experiencia como seres humanos, yo les pido al final de esta charla conferencia sobre todo que dejen entrar al misterio de esa conjunción entre la palabra y la imagen… así que los invito a la celebración del misterio de la creación. Lo único que les pido con absoluta modestia al final de esta charla, que dialoguemos un poco, que dejen entrar al misterio, a la comunión, a esta conjunción entre la palabra y la imagen, porque este trabajo fue hecho con mucho amor, pero que no pasaba por editar un poema o porque el poema editada un cuadro, sino que cada uno mantiene los estatutos semióticos. Son órdenes de signos diferentes, sin embargo la capacidad poética los unió porque en lo humano todo lo que es signo, está unido, está en nuestra vida cotidiana.
Es la invitación a la celebración del misterio de la creación y de la fusión entre zonas de la creación que muchas veces la modernidad sumerge.

En la obra de Elsa a mí me deslumbraba el trabajo con la mística, con San Juan de la Cruz y de algún modo con Sor Juana Inés, estos autores que son de origen cristiano, y de algún modo tocan esa 5ª esencia de la poiésis, de la poesía, y en eso creo que hay una comunidad de espíritu muy profunda anterior a este trabajo que Elsa venía cultivando, venía trabajando, y presentar el libro Santa Poesía también tiene que ver con eso, con presentar esa mirada mística…

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Es difícil ser artista visual en Uruguay. Y tratar de vivir de ello o de actividades conexas a la creación. Pero si la elección vocacional se da fuera de Montevideo, las condiciones se tornan aun más raras y exigentes. Elsa Trolio (Salto, 1954) es una de las principales exponentes de las artes plásticas en Salto, ciudad donde vive y produce su obra. Con el tiempo se ha constituido, además, en una referente de la cultura local. Docente en talleres de la Intendencia de Salto, cofundadora de la Asociación de Artistas Plásticos Salteños (Aplas), ha participado en numerosas muestras colectivas nacionales e internacionales, llegando incluso a exponer lado a lado junto a Antoni Tápies (en Barcelona, año 1988). Recientemente fue invitada a exponer en Bolonia, Italia. [...]

PABLO THIAGO ROCCA
Fragmento de Elsa Trolio o cómo instalar la materia y el símbolo
Manual de persistencia (I) / Brecha, 2 de febrero de 2018

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Según un pensamiento de San Juan de la Cruz, El Greco pintaba “sin otra luz ni guía, que la luz que en su corazón ardía” . Y agregaba: “El hombre y su alma no son sino una posibilidad de contemplar el mundo a través de las ventanas de una cárcel, que son los sentidos pertenecientes al cuerpo”.
San Juan de la Cruz escribió abundante y exquisita poesía de inspiración mística, pero de factura marcadamente sensual y fogosa.
En mi propuesta pictórica incluyo textos en su doble función de forma y contenido. Durante un largo tiempo utilicé los escritos de San Juan de la Cruz como punto de partida usando dorado a la hoja con bronce y cera virgen.
Hay un campo de fuerzas que actúan sobre la existencia humana. Son líneas o irradiaciones que parten de la materia. La cera caliente rompe las imágenes endurecidas. Las torna delicadas, pero ellas no dejan de recordar la crueldad del fuego. La densidad pictórica lograda por el óleo sobre texturas y hojas de bronce, las veladuras, mediatintas y superposiciones, generan una materia de contrastes electrizantes, de vínculos y desvínculos, atracción y rechazo. Crean un campo de tensión de nuevas sensaciones.
Desde marzo del año pasado estoy realizando con el escritor Rafael Courtoisie un proyecto interdisciplinario. Rafael escribe un poema (a mano) inspirado en mi trabajo y yo realizo una pintura en base a un poema utilizando su escritura dentro del cuadro. De esa forma el texto, la caligrafía se transforma también en recurso plástico. Marcado a fuego con cera de abeja virgen.
El oro y la cera son los materiales que me permiten traducir plásticamente una intuición cuyo sesgo místico debo admitir. Es un viaje desde la oscuridad hacia la iluminación.

ELSA TROLIO, 2013

La palabra busca y encuentra la profundidad de la luz en la materia sígnica, concreta, plena y sugerente de los trazos con que Elsa tiende sobre el plano una ideología de la imagen que se transforma en un sentir a través de la imagen y en la imagen, como si palabras y trazos hubieran estado siempre destinadas a este encuentro feliz con la mirada, a una comprensión integradora de la percepción y el intelecto.

RAFAEL COURTOISIE, 2013


MILAGROS DEL VINO

la alegría, en copas, es oscura
sin embargo
llueve luz

el primer milagro
del Señor
fue hacer vino
en Canáa
la fiesta duró
toda la vida

dos maravillas
se besan en la boca:
pan y vino, tú y yo

la noche se disuelve
en cada copa
amanece la verdad
¿cómo abrazar
a todos?
alza la copa: ya está

las gotas que quedan
son para que beba Dios
lágrimas de risa

sin ton ni son
vino, luz
y corazón
música que se bebe
luz que se sabe
felicidad del misterio.

RAFAEL COURTOISIE
AGUA DE LAS PALABRAS

Una condición absoluta
habita la materia
de la voz
la mirada escucha
el color canta.

Llueve
no en el espacio
sino en la lengua del viento.

Un pensamiento corporal
llena el silencio, lo colma.

Agua de las palabras
desnudas en la boca.

El sonido y la furia:
furia dulce
sonido rojo.
Cautela para penetrar la noche
y suavidad para dejarla
tibia.

No escucho: bebo
como si fuera agua
lo que dices.

Besa mi sed

La respuesta inventa la pregunta.

El sol la noche.

Caricia es la respuesta
a la pregunta de la piel.

El animal de la serenidad
da un zarpazo, un relámpago
ocre en el pensamiento.

Se apaga la noche
recuerda el cuerpo.

Las piedras son voces
fósiles de una lengua muerta
altas palabras sin carne
gritos de hueso.

RAFAEL COURTOISIE

Rafael Courtoisie es profesor universitario. Profesor invitado en varias universidades de Estados Unidos y Europa (Florida, Ohio, Iowa, N.Y. Univ. Nal. de Colombia, Univ. Iberoamericana de México, etc.).
Ha sido profesor en la Universidad Católica, la Escuela de Cine del Uruguay, el Centro de Formación de Profesores,etc. Miembro de número de la Academia de Letras. Miembro correspondiente de la Real Academia Española. Su novela más reciente es EL OMBLIGO DEL CIELO (editorial Random House). Ha obtenido numerosos reconocimientos nacionales e internacionales en narrativa, poesía y ensayo. Ha dictado seminarios y conferencias en países de todos los continentes. Parte de su obra ha sido traducida a más de veinte idiomas.

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Elsa Trolio carga sus personajes de un halo eclesiástico y místico aunque sean santos, vírgenes o ángeles, se les notan las entrañas, de les desgarra su humanidad y en esa visión se les hace patente toda su hermosísima fealdad.

FEDERICO ARNAUD

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La poesía de Rafael Courtoisie y la pintura de Elsa Trolio en un solo espacio
Palabras pintadas, pinturas apalabradas

“Agua de las palabras” propone una simbiosis entre los poemas de Rafael Courtoisie y las pinturas de la salteña Elsa Trolio. Poemas pintados y pinturas apalabradas, ni más ni menos: un encuentro infrecuente y singular.

ELDER SILVA


El montevideano Rafael Courtoisie y la pintora salteña Elsa Trolio se encontra- ron en una secuencia donde palabras
y pinturas se enredan y se encantan en un clima favorable y fermental.
El proyecto generado por la pintora, encontró una acogida grata y creativa del poeta y novelista, uno de los más conocidos de las últimas generaciones de las letras criollas.

Dos trayectorias

Elsa Trolio (Salto) es artista visual. Además de ser egresada del Instituto de Formación Docente, ha frecuentado varios talleres. Estudió con Gustavo Alamón que promueve y alienta muestras y actividades relacionada con las artes visuales en la ciudad litoraleña. Su primer exposición individual la realiza en la Cinemateca Uruguaya en 1984, exponiendo posteriormente en muchas galerías del país y en Montevideo en la sala “Federico Sáez “ del Mtop.
Rafael Courtoisie (Montevideo) por su parte es escritor y crítico, teniendo tras de si una extensa obra poética y en materia narrativa, siendo uno de los escritores uruguayos con mayor visibilidad en el exterior. Ganador re-
ciente del Premio Bartolomé Hidalgo por su libro “Santa poesía”, Courtoisie acaba de ser nombrado miembro de número de la Academia Nacional de Letras.
El autor montevideano ha ganado premios importantes como el Premio Fundación Loewe en España, el Premio Plural de Poe sía, el Premio Internacional Jaime Sabines, ambos en México. Su libro “Tiranos temblad” acaba de obtener el Premio Extraordinario de Poesía “José Lezama Lima” en Cuba.

A medias en serio

Por lo que pudimos saber conversando ambos artistas, no hubo predominio de ninguna de las dos partes y fue trabajo largo, don- de cada uno aportó lo suyo, subrayando, proponiendo y recreando las ideas del otro a lo largo de un año entero. No es un libro de Courtoisie ilustrado por Elsa Trolio. No son pinturas de Elsa Trolio cantadas por Courtoisie.
Es otra cosa y eso es lo que enriquece a esta magnífica obra de encuentro y reencuentro de dos lenguajes diferentes, que se trenzan y envuelven para generar un producto nue vo y disfrutable.
“Desde marzo del año pasado (2012) estoy realizando con el escritor Rafael Courtoisie un proyecto interdisciplinario”, escribe Trolio en el prólogo. Y agrega: “Rafael escribe un poema (a mano) inspirado en mi trabajo y yo realizo una pintura en base a un poema utilizando su escritura dentro del cuadro. De esta forma el texto, la caligrafía se transforma también en un recurso plástico. Marcado a fuego con cera de abeja virgen”.
Confiesa que hay un campo de fuerzas que actúan sobre la existencia humana. “Son líneas o irradiaciones que parten de la materia. La cera caliente rompe las imágenes endurecidas. Las torna delicadas, pero ellas no dejan de recordar la crueldad del fuego. La densidad pictórica lograda por el óleo sobre texturas y hojas de bronce, las veladuras, mediatintas y superposiciones, generan una materia de contrastes electri zantes, de vínculos y desvínculos, atracción y rechazo. Crean un campo de tensión de nuevas sensaciones”
Y confiesa asimismo que el uso de la cera y el oro “son los materiales que me permiten traducir plásticamente una intuición cuyo sesgo místico debo admitir (...) Un viaje desde la oscuridad hacia la iluminación”.

Comprensión

El poeta a su vez ha señalado: “La palabra busca y encuentra la profundidad de la luz en la materia signica, concreta, plena y su- gerente de los trazos que Elsa tiende sobre el plano una ideología de la imagen que se transforma en un sentir a través de la imagen y en la imagen, como si palabras y trazos hubieran estado siempre destinadas a este encuentro feliz con la mirada, a una comprensión integradora de la percepción y el intelecto”.

El libro se abre con un formidable poema titulado “Milagros del vino” donde Courtoisie escribe:

“el primer milagro del Señor
fue hacer vino
en Canáa
la fiesta duró
toda la vida”

Y tras los cuales Trolio experimenta con tintas y trazos diminutos, culminando al fin del poema con una experiencia de dibujo con vino sobre papel. Allí, con los papeles manuscritos del poeta, la pintora ensaya con un trazo más grueso y resume la vida de esos dibujos en dos dibujos, dos en el momento de pintarlos y los mismos un año después con sus cambios amarillentos y sepias. Justamente “Virar al sepia” se titula el poema que sigue y se desencadena y que llega a decir que “El vino está vivo / respira, torna/ más sabio / más viejo”
Cada texto del poeta fue generando trazos en la pintora y las experimentaciones de la artista plástica, desencadenaron a su vez nuevas escrituras, hasta llegar a ese punto altísimo del libro que es “Agua de las palabras” que da nombre a la experiencia.

“Llueve
no en el espacio
sino en la lengua del viento
un pensamiento corporal llena el silencio, lo colma
agua de las palabras desnudas en la boca
El sonido y la furia: Furia dulce
Sonido rojo”

Escribe el poeta y la respuesta son obras a página entera, vibrantes, de lectura múltiple y de desacomodo.
En el “Homenaje a Antoni Tápies”, la imagen se crea sobre cemento y se fotografía y las palabras van y vienen, así como las imáge nes, hasta un encuentro definitivo en las páginas del libro.
Es curioso que la obra se cierre con el único poema pre existente a este trabajo (“Barrido del cielo a escobazos el arcángel Rafael vuelve a subir”) genere una obra única y diferente a las que le anteceden. Trabajado en cemento policromado, Trolio va por caminos inesperados de expresividad. Ese arcángel (“primo de la gallina y hermano / menor bueno del águila”) interpela a lectores y espectadores desde su tragedia en vuelo y desvuelo

Ganadora de uno de los fondos concursables para la cultura, la obra de Courtoisie / Trolio es un buen ejemplo del encuentro de dos lenguajes en un bello libro, que bien vale leerlo del derecho y del revés o desde el color y esa sustancia acuosa que son las palabras límpidas del poeta.

“Agua de las palabras” Poemas de Rafael Courtoisie / Pinturas de Elsa Trolio editado por el MEC resultó ganador de los Fondos concursables para la Cultura y se editó en 2013. La edición del libro se complementa con exposiciones en el Museo “María Irene Olarreaga Gallino” de Salto y Casa de la Cultura de Paysandú, con montaje de Federico Arnaud.

Revista "La Pupila"
Nº 29,Diciembre 2013

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Un diálogo sobre ángeles y espadas
LA CARNE DE DIOS

Conocí a Elsa Trolio en Montevideo, cuando preparaba la exposición de “Abstracciones místicas” para el Centro Cultural del MEC, en la calle San José. Luego asistí a “La noche oscura” en el atrio de la sede del MTOP en la calle Rincón, y en adelante nunca dejé de sorprenderme frente a una artista plástica que usa sin pudores el dorado, o incorpora cruces y textos religiosos.

Buena parte de su obra está rodeada de ciertos fuegos que sólo un puritano confundiría con los del infierno. Algo paradójico habita muchos de sus óleos, que suelen brillar sobre telas de grandes dimensiones: el íntimo contacto con lo trascendente parece generar un estallido de sobrenatural sensualidad. No en vano ha recordado María Yuguero que estas pinturas monumentales tal vez describen “magnos aconteceres, violencias primigenias, sublimes iluminaciones como teogonías de un universo personal” y ha conjeturado con acierto que “la obra de Trolio no es desesperada, aunque tampoco apacible: sólo agitada por la intensa emoción que presiente la luz anunciándose en la noche oscura”.

En realidad, todo fuego postula a su modo la esencial dualidad humana: destruir e iluminar. Pero los cuadros de Trolio inducen extrañamente la convicción de que la carne de Dios es roja y dorada, y que la divina misericordia algún día redimirá incluso el tristemente célebre lugar del eterno tormento, tan controvertido entre los teólogos, porque cualquier cosa que existe, o que deja de existir, es también una ofrenda de luz.
Un día me enteré de la larga serie de apellidos italianos de la artista. Eso no es casualidad. Otro día, de algún nuevo premio que se adicionaba a una lista ya numerosa, o conocí los testimonios entusiastas de críticos, colegas y alumnos de su taller. En cierta ocasión, me bastó ver algunas fotografías de sus trabajos en cuero para que un olor primitivo violentara mis sentidos, igual que si los tuviera delante: de nuevo la carne de Dios estaba allí. Eso tampoco era casualidad.

Veamos otro ejemplo, para demostrar que Trolio practica sutiles exorcismos. Tuve en mis manos acuarelas azules y violetas de la serie de los ángeles. Su pequeño tamaño me habría permitido acunarlos. En otras oportunidades, la justicia, o su idea, o su presencia invisible, aparece erguida y a punto de perder la solemnidad ante el crimen de los angelitos, con la paleta casi violenta propia de sus obras de mayor porte. Me explico mejor para aquellos que no han visto aún la secuencia. Si el egoísmo o el miedo de algunos hombres expulsa de la vida a los niños futuros, la artista levanta la mano para conferirles el rango de ángeles y darles, por un instante al menos, la dignidad de la despedida, ante los ojos arrepentidos de los eternamente culpables. Una mujer atravesada por una espada puede incorporarse por asociación de ideas a la serie. Pero la mujer es celeste, o azul, como a veces el cielo. Es claro que no es ella la que empuña la espada.

AGUSTIN COURTOISIE, 2007

Agustín Courtoisie es profesor de filosofía egresado del IPA y autor de los libros de ensayos Para mí los Blanes (1995) y Cadenas de Conocimiento (1998). Ha publicado numerosos artículos vinculados a su especialidad en revistas nacionales y extranjeras. Fue Director de Cultura del MEC desde fines de 2002 hasta marzo de 2005. Hoy es docente de Universidad ORT y escribe para el suplemento Cultural de El País de Montevideo.

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La potencia de lo angélico

Elsa Trolio, de intensa actividad en el país y en el exterior, por la que recibió merecidas distinciones, expone en el foyer del teatro de la Casa de la Cultura. Esta muestra está entre lo más interesante y de mejor calidad hoy en la zona, casi siempre poblada de pintura con ánimo mercantilista o balbuceos que evidencian la carencia de conceptos de sus autores. Pues bien, entre el escaso valor generalizado, la obra de esta salteña, enriquece el deslucido panorama y constituye una de las felices excepciones. La muestra es un acontecimiento estético de alta jerarquía. La artista apenas pone un pie en lo representativo, y se da a la composición con puros elementos plásticos, formales, de estructura y color. Con fuerza estallante establece superficies y crea espacios, y aunque lo hace con potencia inusual, también recurre a delicadas sutilezas, que aparte de dar fe del amplio señorío técnico, dan muestras de un temperamento rico en ondulaciones. Es, entre otros méritos, una colorista nata que compone con el diseño y con el color en si, y se atreve –porque puede- a combinaciones originales en las que arremete impulsivamente pero con su dominio magistral, concreta, tanto en las obras de poco tamaño como en las de gran dimensión, una experiencia totalizadora por la conjunción del asunto (tema) y la solución plástica que realiza con audacia.
Hasta este momento, casi a fin de temporada, no había pasado por la zona una muestra tan coherente, personal y de pareja calidad, como la de esta artista desbordante.

IGNACIO OLMEDO
Diario Correo de Punta del Este

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//Notas de Análisis//

Un dialogo con la artista Elsa Trolio *
LOS HUESOS DEL FUEGO

Prof. Agustin Courtoisie*

Hablar personalmente con Elsa no es una experiencia común y corriente. Es que no le debe resultar nada fácil dominar esa formidable energía. Con la indiferencia de un alud, o de una ola gigantesca, ese impulso puede llevarse por delante al miope que se le ponga delante tratando de articular referencias académicas o silogismos de salón.
Lo que sigue es un diálogo “imaginario” con Elsa Trolio. Esta es la entrevista que alguna vez pudo haberme concedido, y que en realidad siempre me concedió pero bajo otras formas: en periódicos encuentros o mediante correo electrónico, género por cierto muy ajeno a San Juan de la Cruz –me entienden quienes conocen de sobra los elementos místicos omnipresentes a lo largo de toda su producción–.
A mis preguntas sobre filosofía del arte, o cuestiones estéticas, ella respondió muy sobria, aunque con la iluminada oscuridad, valga el oxímoron, propia de alguien que le ha tocado en suerte transportar retazos de “La carne de Dios” –una de sus anteriores muestras–. Hablar con Elsa es topar con lo indecible, sospechar que hasta el misterio se articula como una osamenta o que el fuego tiene huesos.
— Parece que los ángeles dicen la verdad.

— El pelo del angelito es de oro, y la cara de cera. La cera, al igual que el sebo, contiene sustancias vitales. En su Diccionario de símbolos, J.C. Cooper explica que ése es el motivo por el cual en la magia y en la brujería se emplean imágenes de cera, tratando de conseguir el control sobre las personas.

— ¿El arte cumple alguna función?

— Sirve el arte por el arte. El arte por el arte sirve para conocer cosas que pueden existir, cosas que no conocemos. El pájaro que canta no sabe que está haciendo música. El indio que realiza una danza, no es consciente de hacer coreografía. Cumple un rito religioso que puede movilizar a toda una comunidad. Tampoco podemos decir que el arte, en este caso, esté puesto al servicio de la religión. Para el esquimal tallar un arpón no es esculpir, sino producir un objeto destinado a cierto uso y que desarrollará su función en determinadas condiciones. La danza, el arpón, la máscara del antepasado, el vaso, extraen su sentido de su fin, del uso al que están destinados. Su fin no es el de estar desarraigados y colgados en un museo para ser obra de arte, objeto de placer estético. Son funcionales. Su funcionalidad es vital.

— Entonces ¿estas culturas ignoran todo tipo de experiencia estética?

— No, de ninguna manera. El placer no consiste en contemplar un objeto, sino en vivirlo. Hoy el arte ya no es vivido con esta sencillez. En todas las culturas pre hispánicas del continente americano, en todas las africanas, asiáticas, polinesias, no existía una palabra específica para identificar una imagen artística. Entonces nos preguntamos porqué se complicó tanto. El creador popular es parte de la sociedad, no está aislado de ella. El indígena que realizaba sus ollas para cocinar, y sentía la necesidad de decorarlas, cuando las hacía no sabía que estaba realizando creaciones artísticas. Usar el objeto es llegar a su cumplimiento, producir el sentido que se encuentra en el uso, como afirma Wittgenstein. Pero no al modo de los productos industriales, modo que define las necesidades y determina los medios de una producción en serie. Por algo disfrutamos de la alfarería, la orfebrería, los textiles de diferentes culturas. Miguel Ángel se enorgullecía de ser un artesano. Claro que no me refiero a cualquier forma de arte popular. Si hoy el arte no es vivido con esta sencillez, es porque el discurso empezó a dominarlo. La cultura se transmite por el lenguaje, la

institucionalización, el sistema de denominación, el poder de las palabras. Ellas instruyen y regulan la percepción.

— Pero una vez que hacemos consciente el aspecto estético podemos separarlo de la dimensión utilitaria, pragmática. ¿O en realidad se trata de dimensiones que tú prefieres no desglosar?

— Hay algunas de mis obras que responden a una necesidad tan vital como la de hacer una taza para tomar leche. Son actos de restitución de plenitudes que he vivido. Ése es el secreto del arte. Soy consciente de que vivo algo y luego trato de sublimarlo. No puedo vivir de otra manera, es una forma de vida. Es un vicio. Soy capaz de hacer cualquier sacrificio pero lienzo y óleos no me faltan.

— En tu obra, ¿cuál es el lugar del compromiso?

— Hay un compromiso consciente con el mundo y la sublimación. El hombre con todos sus gestos, con todas sus actitudes, elecciones, como constructor o destructor. Y está lo permisible y lo no permisible. Enfrentar y al mismo tiempo no destruir lo que es valioso, solo lo podemos hacer con creatividad. Transgredir vale, si el resultado es la construcción y no la destrucción

— Históricamente, el arte a veces resultó funcional a la violencia de los poderosos.

— El artista simboliza la realidad y la realidad siempre es compleja y contradictoria. Puede reproducir una ideología de poder. Pero también puede rebelarse y construir una nueva propuesta. El arte es parte de la vida y la muerte. En el arte, el instinto de Eros y Thanatos están presentes con la misma fuerza.

— ¿El arte se contamina si incorpora un objetivo político o religioso?

— No necesariamente se contamina. Las primeras manifestaciones creadoras del ser humano tienen que ver con lo inexplicable, la muerte, los dioses. Lo que hoy llamamos arte o lo que en el Renacimiento se entendía por imagen artística, tuvo que ver con la humana necesidad de entender el mundo. Todas las religiones, al igual que las manifestaciones artísticas surgen por una necesidad de comprender la vida y justificarla.

— ¿Por qué surge la creación de las imágenes?

— Porque el ser humano necesita comunicarse con ciertos seres o entidades, o representar esos seres inaccesibles. La imagen nos protege. Es mágica, espiritual. El hombre necesita tener fe, entonces crea las imágenes. “Crea porque necesita creer”, ha dicho Alfredo Torres. En el arte popular, lo cristiano y el mito se encuentran con una gran pureza afectiva. En cuanto al objetivo político y social, éste no necesariamente interfiere en lo valores estéticos. En general, la potencia de una obra está dada por un todo. Pero eso es largo de explicar.

— Si no interfiere con lo específicamente estético, parecería que el arte podría volver a plantearse ser “edificante”, aunque la idea no esté muy de moda...

— El arte debe aspirar a ser edificante, naturalmente. Hoy se nos imponen fuerzas adversas, o la vida nos golpea, y nos duele. Pero también nuestro mundo ofrece fuerzas para que nos valgamos de ellas. El arte es una de esas fuerzas. Si la aprovechamos nuestro horizonte se amplía, nuestra libertad se renueva, nuestra vida se hace más rica. Entonces es posible gozar de cierta libertad espiritual. Libertad para pensar, sentir, expresarse y experimentar. En suma, podemos pedir lo imposible. También es posible defender una imaginación que se tome sus tiempos, que se permita sus ritmos. Dejar que el tiempo se detenga, gozar de intensas vivencias, es el verdadero valor de hacer arte.

— Supongo que transmitirás en tu taller esta filosofía del arte.

— Cuando doy clase me siento extremadamente feliz, porque sé que puedo transmitir y dar entusiasmo. El arte es como el amor, es un estado de desesperación. Va más allá de lo que uno puede controlar, es un milagro. Un milagro que nunca se repite. Yo ando siempre desesperada por el arte. Entender y definir el amor, al igual que el arte, no forma parte del arte. El arte tiene otro poder que no es racional. El amor tiene otro poder que no es racional. Uno cuando se enamora ni siquiera es consciente de porqué se enamora. El artista no es consciente de sus descubrimientos. El arte va más allá.

— Hasta ahora no logré que me explicaras por qué te gusta pintar.

— En realidad no me gusta explicar lo que pinto. Y precisamente los puntos de la pintura que me interesan son los que no comparte con ningún otro lenguaje, los que son específicamente pictóricos. Por ejemplo, yo no puedo salir de la cruz, ni de la crucifixión, prácticamente desde que me inicié. En el fondo el arte parece arbitrario, cuando se lo aborda desde una razón verbal o discursiva. Pero el arte inventa nuevas lenguas para poder decir cosas que todavía no pueden ser dichas con los códigos disponibles. Pensemos en el primer ángel de la serie. Costaría mucho explicar con palabras que las simetrías llevan la idea de inmovilismo y estabilidad, y que las imágenes simbólicas de la verdad y de la justicia se representan mediante figuras frontales simétricas. Fijáte en esas dos manos que se lo llevan, están poco visibles, pero se ven. El ángel tiene los ojitos cerrados, nunca los pudo abrir. Su actitud es de resignación, pero las alas son enormes.
* Artista plástica nacida en Salto, Uruguay, ganadora entre numerosos
reconocimientos del 1er. Premio Concurso de Pintura 2007 “La
convivencia entre los pueblos”, B’NAI B’RITH del Uruguay.
El presente texto proviene del catálogo de la exposición
realizada en la Sala Carmelo de Arzadun,
agosto de 2009, ciudad de Salto.

*Profesor de Cultura y sociedad contemporánea.
Depto de Estudios Internacionales
FACS – ORT Uruguay

Fuente: http://www.ort.edu.uy/facs/boletininternacionales/contenidos/84/agustin84.html

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LA NOCHE OSCURA

"Nuestro lecho florido,
De cuevas de leones enlazado,
En púrpura tendido
De paz edificado
De mil escudos de oro coronado."

San Juan de la Cruz escribió abundante y exquisita poesía de inspiración mística, pero de factura marcadamente sensual y fogosa. La lectura inadvertida de sus versos podría inducir a equívoco en aras de expresiones transidas de pasión religiosa, de muelles o agrestes paisajes espirituales, de ardorosas e insatisfechas soledades.

Quizá el ambiguo pathos artístico de este poeta renacentista español sea la cualidad que le vincula a la poética de Elsa Trolio, quien con frecuencia le ha incluido en sus propuestas pictóricas a través de textos en su doble función de forma y contenido. Una eventual intención de trascendencia cultual se formula en el contexto de desbordes profusos de barroquismo en gesto, color y textura. Por añadidura, sus necesidades expresivas parecen estar siempre insatisfechas en relación a las superficies empleadas como soporte. Su discurso emana energía transmutada en materia pictórica aplicada a sucesivos monumentales lienzos, nunca suficientes a su obsesión. Un decir ávido de hipérboles, de pasiones contrastadas en luces y sombras, en las que se debaten formas más o menos discernibles, pero con frecuencia referentes a la iconografía cristiana.

"¡O lámparas de fuego
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido
que estaba oscuro y ciego
con extraños primores
calor y luz dan junto a su querido!"

Tal vez relatos o tal vez descripciones de magnos aconteceres, violencias primigenias, sublimes iluminaciones como teogonías de un universo personal. Si estas pinturas monumentales (o deseosas de serlo) se comportan como dramáticas vorágines, hay formas cuyo protagonismo Trolio destaca por su ubicación central y erguida o por planteo simétrico, pero siempre cobrando relevancia por el manejo de una luz barroca, que parece surgir en forma irreal del fondo mismo de las composiciones. Otros personajes o elementos, reducidos a su síntesis significante, no aspiran a un rápido reconocimiento, sino que se incorporan discretos a las ráfagas formales que agitan a estas pinturas. Violencia en el color, que parece sentir predilección por el rojo encendido en llamas, el azul cobalto o el amarillo con frecuencia devenido oro, iluminando zonas con el espíritu de lo sagrado, por asimilación a los mosaicos o las miniaturas medievales. Violencia en el uso de esgrafiados que lastiman la piel del cuadro, generando itinerarios de lectura y movimientos internos que demarcan espacios relevantes. Violencia en las erizadas líneas de tensión que irradian del corazón del personaje o forma central hacia los lados y ángulos de la tela.

La doble cruz, diríase de Lorena, se reitera tanto como los dos seres planteados en pareja, tal vez envueltos en sudarios, tal vez suerte de pupas, integrados a los ritmos envolventes generados en espirales de bordes afilados y extremos difuminados, como vertiginosos giros que agitasen a los íconos. La figura protagónica, con frecuencia confrontada a uno o más personajes, se describe en colores oscuros, como un ser inquietante actuando sobre un escenario iluminado de revelación sobrenatural, en tanto el entorno se pierde en sombras. Anunciaciones o premoniciones amenazantes.

La pintura de Elsa Trolio es imponente, dinámica, drásticamente colorida y violentamente contrastada en valores. Fuerte expresión de sentimientos apasionados, angustia formulada a viva voz y refugiada en el universo religioso o en la búsqueda de trascendencia mediante revisión de la vivencia afectiva. Sus composiciones son simples y equilibradas, establecidas ordenadamente dentro del perpetuum mobile que dinamiza el plano. A pesar de la inclusión de textos o de íconos cristianos, la obra de Elsa Trolio dista de tener una convencional unción religiosa. Su espíritu emerge en términos tectónicos, como mágicos relatos sincréticos, apasionados, irreverentes en su inocencia. Pero esa inocencia tiene en la intuición, ya que no en la razón, su fuente de revelación surgida de "las profundas cavernas del sentido, que estaba obscuro y ciego" y se ilumina con resplandores ígneos de esencia dramática, no trágica. Conmocionado espíritu, búsqueda religiosa o afectiva, la obra de Trolio no es desesperada, aunque tampoco apacible: sólo agitada por la intensa emoción que presiente la luz anunciándose en la noche oscura.

MARIA E. YUGUERO, 2004

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ELSA TROLIO. Una joven pintora que se expresa a través de su intimismo. Lleva a la tela en el espacio plano un grafismo expresivo que surge contra su voluntad de lo onírico, intenta en particular dentro de los medios expresivos la valorización de lo pictórico y lo plástico en cuanto a la composición del plano. Evoca una sensación gráfica de ritmo y armonía plástica que se conjuga con el color dentro de la dimensión que siente y se desarrolla. Se realiza a través de su quehacer, a medida que se va conformando el quehacer plástico y pictórico que le inspiró en un principio, con sus temas muy variados, desde aquellos que sugieren pequeños monstruos y seres alados, a parejas con sugerencias de vestidos y sombreros, a personajes que se desdibujan y que no se anima uno a comprender del todo ni a describirlos en su totalidad pero que sugieren sensaciones racionales e irracionales que llevan a sentir una verdadera sugestión inspiradas en el mejor de las proyecciones de comunicación y lenguaje auténticamente plástico. Su arte es por esencia abstracto aunque pueda y a veces parta de realidades circunstanciales que ya están en el mundo existencial o en su intimismo más profundo. Utiliza técnicas variadas. Emplea el óleo sobre tela. En oportunidades se maneja con un collage, en circunstancias particulares reduce el tamaño para trabajar en pasteles y tintas. De esa suerte y manera va realizando su quehacer plástico que es el de realizarse a sí mismo y comunicarse con sus semejantes.

HORACIO ROSETE
Marzo 1992

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“Con una pintura de conformación escenográficamente épica, tanto por su planteo compositivo, como por su emanación sensible.”

ALFREDO TORRES
Brecha, 21 abril 1995

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En el mundo de la jergas, concretamente del lunfardo, la voz prerromana barro, quizás de origen celta, significa “asunto sucio”, dificultad, atolladero, confusión. En sentido figurado, barro equivale a decir “cosa despreciable”. El lenguaje coloquial confirma por vía de la metáfora otros significados similares: “hacer un barro” o “embarrarla” supone una actitud equívoca o una intención de generar enredos. En los códigos del fútbol, “embarrar la cancha” es una expresión común usada por los comentaristas deportivos cuando se desea manifestar que un equipo entrevera o complica el trámite de un partido, es decir, lo enchastra. Es verdad que asimismo desde los arcaicos laúdes, como los de Jacopone da Todi (el llamado Juglar de Dios), se insiste en aquello de “si permaneces más tiempo en este fango, deberás permanecer siempre en las tinieblas”. Sin embargo, resulta obvio que el vocablo y sus sinónimos proyectan una significación bipolar. Cuando el diccionario de la Real Academia señala como primera de cinco acepciones, que el barro es la “masa que resulta de la mezcla de tierra y agua”, nos permite en efecto dar vuelta la moneda y pensar o definir el barro de otra manera. En arte, el barro se asocia de entrada con la labor de alfareros y ceramistas, es un material arcilloso y moldeable que se endurece por la cocción. Desde este punto de vista, embarrarse las manos ya no resulta un acto “despreciable” sino el primer paso necesario para crear, y hasta una manifestación de peculiar erotismo. Recuérdese por ejemplo la escena de la película Ghost, escena de “amor-pasión” en que Demi Moore embarraba sus manos mientras el torno daba sus giros en un primer plano, la condición de plasticidad del barro es entonces asociable con lo biológico y naciente; como se anota en el clásico diccionario de Cirlot, el barro llega a ser así la sustancia que mejor asume y resume tanto la capacidad receptiva de la tierra como el poder transformador de las aguas. Desde tal idea, asoma pertinente y justa la elección realizada por los alumnos del taller salteño de artes plásticas que conduce Elsa Trolio. Trabajar con barro, salpicarlo sobre papeles, cartones, lienzo o tablas para homenajear a la coterránea Marosa di Giorgio multiplica sensaciones. Sólo en la tierra con agua (y en ocasiones con unas gotas de miel) podrían haber nacido las creaturas de la salteña envueltas por la dosis extravagante del erotismo reconocida y reconocible, no como ejercicio de neurosis sexual, sino como vibración de otro mundo que se abraza sin represión pero también sin perversidad, más bien con inocencia, en un espacio extraordinario donde a la postre se consolida como un misterio. Y sobre todo, aspira a revelarse como un camino hacia Dios, a la manera de Teresa o San Juan de la Cruz.

CARLOS CIPRIANI
Montevideo, diciembre de 2004.